martes, 28 de octubre de 2008

De nuestras raíces


El tango es una costumbre bien argentina, marcada en años decisivos mundialmente, la llegada de los inmigrantes a nuestro país cambió nuestra cultura, escapando de las dificultades que se encontraban en sus países.

En los prostíbulos, entre los pobres y delincuentes, en Buenos Aires, se encontraba esta danza. De a poco se difundió por todo el país y, en los años 20, llegó al extranjero con cambios a lo que era el tango primitivo ya que se lo poetizó y se mejoró su letra. Pasó a la clase media bailándose en salones con gran sensualidad. Debido a este gran impulso, el tango llegó a la escala más alta de su popularidad. Luego, se empezó a bailar en salones elegantes, clubes y casas particulares.

En los años 50 tuvo una crisis, ya que la música extranjera y “el boom” de la música del interior, tuvo gran popularidad. Década después revive con un cambio, el nuevo tango llegando a escenarios de Estados Unidos, Japón y Europa con instrumentales renovados. En los 80, tuvo otra crisis provocada por las nuevas comunicaciones, que no transmiten esta música y los que lo hacen transmitían éxitos de décadas anteriores y las nuevas generaciones no lo aceptaban.

En esta época, el tango parece más auspiciado para este género cultural, ya que se encuentran academias e investigaciones sobre este género que atrae a los jóvenes.

Como podemos ver, el tango tanto como danza, música, poesía o expresión de una filosofía de vida, tiene una gran y valiosa historia expresando encuentros, desencuentros, odios y amores.

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